Emociones exorbitantes

Antes de un gran salto se mueven energías que pueden debilitarte o potenciarte y el trabajo que se necesita para movilizarse de un punto a otro del planeta es en verdad extenuante, no por el hecho de que tu cansancio vaya a ser físico en el hecho de cargar maletas o caminar, esperar o aguantar condiciones no cotidianas de uso, sino en la descarga de energía psíquica que eso representa en planificación, solución de problemas y logística de coincidencia para fechas y pagos. Fuera de todas estas cosas estoy muy feliz, podré ver a los míos ( lo más importante!), a mi gente y quién sabe si a otros, los que recuerdas por bien por el simple hecho de que forman parte de tu historia, que aunque haya sido mala o quien sabe, has preferído quedarte con lo bueno para apartar la imagen del mounstruo bestial que salía de la pared en las noches para robarte el aliento, que después pintaste de colores, lo vestiste y pues hasta le diste un nombre porque todo es diferente y tu creciste. Sólo Dios sabe que cosas esperan en este mes en que nos decidieron regresar de visita al hogar, naturalmente apuesto a la mejor de las suertes con todo. Vamos con ojos abiertos y extrañeza, brazos abiertos y con algunas nuevas estructuras neuronales para compartir. Y siendo seguro que podré abrazar de nuevo a los míos, pienso que me han regalado lo mejor, la sola posibilidad, por la que bien recorrería el mundo de regreso otra vez.